¿La Gran Esfinge hecha por el viento?
Para llegar a estas conclusiones, los expertos estudiaron los “yardangs”, que son formaciones rocosas que aparecen en los desiertos producto la arena y el polvo que son arrastrados por el viento constantemente.
“La Gran Esfinge podría haberse originado como un yardang que posteriormente los humanos detallaron en la forma de la estatua ampliamente reconocida“, dice el comunicado de la universidad.
Los científicos simularon las condiciones del desierto de hace miles de años, antes de que se construyera la estructura. “Tomaron montículos de arcilla blanda con material más duro y menos erosionable incrustado en su interior, imitando el terreno en el noreste de Egipto, donde se encuentra la Gran Esfinge”, explican.
Después, hicieron una especie de “lavado” a las formaciones, con una corriente de agua rápida, para simular el viento. Tras contemplar el resultado, dieron cuenta de que las figuras quedaban muy similares a una esfinge.
“El material más duro o resistente se convirtió en la ‘cabeza’ del león y se desarrollaron muchas otras características, como un ‘cuello recortado’, ‘patas’ colocadas al frente en el suelo y una ‘espalda’ arqueada”, recogieron los expertos.
“Nuestros resultados proporcionan una teoría simple del origen de cómo las formaciones tipo Esfinge pueden surgir a partir de la erosión. De hecho, hoy en día existen yardangs que parecen animales sentados o tumbados, lo que respalda nuestras conclusiones”, añade Ristroph.
“El trabajo también puede ser útil para los geólogos, ya que revela factores que afectan a las formaciones rocosas, es decir, que no son homogéneas ni uniformes en su composición. Las formas inesperadas provienen de cómo se desvían los flujos hacia las partes más duras o menos erosionables”, concluye.