En estos casos, la experta recomienda que el consumo de bebidas se realice después de terminar la comida o, si se prefiere antes, aproximadamente media hora antes de iniciar la comida, en pequeños sorbos.

No se aconseja tomar un vaso completo de líquido justo antes de comer, ya que el agua ocupar espacio en el estómago y sería necesario esperar que el efecto termine para luego comer y no afectar el apetito.

Niños que beben agua con la comida
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Otro aspecto importante para considerar es el tipo de líquido que se va a consumir durante la comida.

La especialista en nutrición señala que no es lo mismo beber un vaso de un jugo de fruta o un jugo azucarado, ya que estos últimos no solo aportan líquidos, sino también una carga significativa de nutrientes como azúcares libres.

El riesgo es que aquellos azúcares pueden generar una sensación de saciedad, lo cual podría afectar el apetito.

 

En cuanto a las bebidas gaseosas, es importante tener en cuenta que contienen sustancias que pueden resultar irritantes para la mucosa gástrica.

Además, el gas presente en estas bebidas ocupa un espacio en la cavidad del estómago, lo cual puede provocar que la sensación de saciedad se presente de forma precoz.