El último cartucho del equipo legal de Trump era el Tribunal Supremo, que ayer decidió in extremis y por una exigua mayoria de 5 a 4 jueces (incluidos dos republicanos supuestamente proclives a Trump) que la sentencia debía seguir adelante.

A las afueras del tribunal, en esta mañana gélida de enero, dos grupos de simpatizantes y de opositores a Trump aparecieron a primera hora con pancartas, pese a que se sabía que el republicano no acudiría a la vista.

Eran apenas una decena larga de personas en ambos casos: los simpatizantes pro Trump mostraban una pancarta que decía “Basta de caza de brujas política” o “Liberen a Trump y salven América”, y dos de ellos ondeaban además una bandera de Israel.

Separados de ellos y sin interactuar entre sí, otro pequeño grupo desplegó otra pancarta que decía “Trump es culpable” y carteles más pequeños con leyendas como “Fascista”, “Bancarrota moral” o “Los presidentes no son reyes”.